La alarma
Qué sueño horrible! Le voy a contar a mamá. No, si la despierto me mata. ¿Y si voy despacito a su pieza, la destapo y la miro? Ni se va a enterar. Aunque seguro Julia se pasó a su cama, re malcriada. Fue una pesadilla: iba con mamá de la mano y en eso me daba cuenta de que sólo llevaba su mano suelta y ella no estaba. ¡Qué susto! No sabía qué hacer con la mano y la tiraba en el zanjón. Pobre mamá. ¿Faltará mucho para que se haga de día? Recién se veían las dos rayas de la estufa, el resto era negro. Ahora veo todo, tengo superpoderes. Mirada infrarroja: activada. Estaría buenísimo tener los ojos prendidos como la estufa y que hagan ruido láser cuando miro para los costados. Le voy a decir a Javier que juguemos a eso. Lo miro y es un desastre: tiene los ojos abiertos y la boca también. Se va a desatar la alarma en cualquier momento. Me vuelvo a acurrucar en la cama. ¿Me habrá visto? Tal vez si me quedo quieto se le pasa solo. Padre nuestro que estás en los cielos… empiezo, pero Javier ya está respirando feo con ese ruido que hacen las puertas viejas en las películas de terror. Cuando toma aire parece que grita para adentro. Ese ruido me rasguña el colchón. Pienso en Freddy Krueger. Le tengo que avisar a mamá, pero ella me gana. Se prende la luz y entra con ojos de huevo duro. Me da miedo cuando tiene esa cara. Me levanto de un salto, hago que recién me despierto. Ella lo zamarrea y me grita que me apure, carajo. Repetimos lo de siempre. Me visto y la abrigo a Julia arriba del pijama. Llora como loca. No me la aguanto más. Le digo en secreto que si no se calla, Javier se muere por su culpa. Y ella se traga el llanto y los mocos y estamos listos en la puerta esperando a mamá. La ayudo con Javier. Está pesado y se nos ahoga. Tendría que haberle avisado antes. ¿Él me habrá visto? Corremos, tomamos un taxi, Julia tiene hipo, Javier hace esos gritos para respirar y yo me quedo callado. Recién en la guardia, cuando pasa la alarma mamá la mira a Julia. Le pusiste botas de lluvia, me dice y sonríe, sos mi héroe. Miro el suelo y por fin le aprieto fuerte la mano.